lunes, 30 de octubre de 2017

Maya

LENGUA MAYA

El área geográfica de la civilización maya puede visualizarse como una región bien definida, la península del Yucatán, imaginariamente extendida por su base hasta la costa del Pacífico. Sus 320.000 kilómetros cuadrados abarcan territorios que hoy corresponden a Guatemala, Belice, el sur de México (estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas) y el oeste de Honduras y El Salvador.
En torno al año 4000 a.C., un idioma denominado protomaya por los lingüistas adquirió unas características diferenciadas del resto de las lenguas mesoamericanas. De aquella lengua protomaya surgieron tres agrupaciones principales, que fueron divergiendo entre sí hasta llegar a formar las veintiocho lenguas mayas que, con desigual vigor, se hablan actualmente.
 La situación en el período Clásico de la cultura maya (250-900) debió de ser diferente, y los expertos se inclinan a pensar que la lengua hablada en algunos sitios durante el periodo Clásico, y por ende relacionada con la escritura jeroglífica, procede del grupo conocido como cholano.
La existencia de una compleja escritura jeroglífica eleva la cultura maya a una alta cima de consideración y la sitúa entre las civilizaciones clásicas universales. Su difícil desciframiento se inició en 1827; en la década de 1980 se asistió en este campo a una verdadera revolución que justificó la idea, comúnmente aceptada, de que se había llegado a descifrar la escritura maya en un ochenta por ciento.
A pesar de las dificultades existentes para datar su origen, es posible que la escritura maya surgiera entre los siglos I y II d.C., influida por escrituras anteriores de otras regiones mesoamericanas. Hacia finales del siglo IV esta escritura alcanzó su grado de pleno desarrollo, llegando, durante el período Clásico, a su máximo esplendor. El uso de la escritura maya se mantuvo hasta finales del siglo XVII.
A grandes rasgos, se puede decir que la escritura maya utilizó un sistema similar al resto de las escrituras jeroglíficas conocidas, como la egipcia, la hitita o la sumeria. Se compone de un centenar de signos logográficos (un signo representa por convención un término particular) y de signos fonéticos, los más frecuentes, consistentes en una sílaba de una sola vocal o bien formada por una consonante más una vocal. En ocasiones, los signos coinciden con objetos o seres del mundo real más o menos estilizados (pictográficos), pero en otros muchos casos son arbitrarios.
A pesar de que los temas de los textos del período Clásico parecen variables y numerosos, todos se relacionan de manera directa o indirecta con un solo tópico: la vida y obra de individuos pertenecientes a la élite maya. Si bien en un principio se pensó que los glifos hacían referencia al calendario, al ritual y a los dioses, ahora se sabe que tienen un contenido histórico (nombres particulares, glifos emblemas, fechas de nacimiento, muerte o entronización) y, como tal, propagandístico, por lo que es necesario contrastar sus informaciones.
La mayor parte de los textos mayas se concentra en los gobernantes, pero también hay referencias a miembros de la nobleza. Se mencionan sus nombres, títulos y actividades, y se les representa con vistosos atuendos similares a los de sus señores. Los artistas y cortesanos eran tenidos en alta estima por los soberanos, e incluso algunos escribas mayas pertenecieron a familias reales o nobles. También es frecuente encontrar menciones y representaciones de mujeres de la realeza en los monumentos, donde desempeñan papeles de diversa índole. Los eventos importantes de estas damas eran celebrados quizás con el mismo esplendor usado en los de los varones.
EL PORCENTAJE DE PERSONAS QUE HABLAN MAYA ES DE 11.50% DE LAS LENGUAS MATERNAS EN NUESTRO PAIS.


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